Empecé a crear mi marca de moda, IRMA, por amor a una forma de entender la moda más consciente. No recuerdo exactamente cuándo la sostenibilidad se volvió importante en mi vida, pero sé que me ayudó a crecer y, de algún modo, a reencontrarme. Estaba perdida. Había olvidado lo creativa y divertida que puede ser la moda—sin logos, grandes nombres ni tendencias dictando mis elecciones.
En lugar de intentar convencer a los demás, decidí hacer una pausa y escucharme a mí misma. Fue entonces cuando me di cuenta de que mis años más creativos habían sido, en realidad, durante mi adolescencia. En aquella época, la moda se sentía como un terreno de juego abierto, no como un conjunto de normas que seguir. Tuve la suerte de contar con mi abuela, la la mejor modista de todasa mi lado, ayudándome a dar vida a mis ideas. Juntas creamos piezas únicas, cosas que nadie más tenía. Una de ellas, un mono, aún vive en mi memoria como algo realmente especial.
Y luego llegó un vacío hueco, lleno de cosas que de todos modos acabé vendiendo en plataformas de segunda mano. Lo que antes se llamaba minimalismo empezó a resultar muy atractivo. Pero no soy de los que cuentan la ropa o los platos en la cocina: simplemente quiero ser ser consciente de lo que tengo y aprovecharlo de verdad. Para mí, el minimalismo no es restricción, sino aprecio.
Recientemente, me encontré con @Jenny Sais Quoiel blog de, donde describía el minimalismo como "minimalismo soñoliento". Oh, tengo que decirlo: hay algo en ello. Aunque adoro la simplicidad, también creo que la moda trata de expresión, historia y emoción. Así que me quedaré con mi vieja americana, una pieza de 25 añosy saca el máximo provecho de la situación.
Aún puedo ser consciente y minimalista, pero con un toque de color y terciopelo burdeos. Quizá, después de todo, estemos en el mismo bando: amando algo que al principio parece opuesto, pero que en realidad comparte los mismos valores fundamentales. No se trata de extremos, sino de comprar menos con propósito, mantenernos fieles a nosotros mismos y reflejar nuestra personalidad en lo que vestimos. Ya sea minimalismo o vintage, todo se reduce a intencionalidad, autoexpresión y apoyarnos mutuamente para encontrar lo que realmente nos resuena.